viernes, 3 de febrero de 2012

Historias (Anexos)

Xana, la verdadera identidad.

-La pequeña Ri como todos la llamaban había nacido en el seno de una gran familia acomodada. Siempre rodeada de amor y cuidados de parte de sus padres y su hermano. Su familia solía salir todos los días de verano en un pequeño barco llamado “Ameerah”. Todos eran grandes amantes del agua des de su nacimiento. Sentían que la libertad que daba el océano sin contaminación o sin ruidos de la ciudad. Pero algo extraño había en todo, ella des de que el primer día se subió en el barco sintió una opresión en su pecho, con tan solo 5 años ya se acurrucada en los más lejano de este y cerraba los ojos apretando las manos contra sus oídos para no escuchar el mar. El temor que causaba en ella era infundado y apenas le encontraban sentido al porque de todo aquello. 10 años después, el padre de Ri había muerto de una terrible enfermedad y la familia se sumió en una tristeza infinita. Su madre decidió que era el momento de despedirse del mar y hacer un pequeño viaje en el barco antes de alejarse por siempre de aquello. Tras un largo y duro día en alta mar el cielo se encapoto y pronto las nubes negras taparon por completo este haciendo que un fuerte viento apareciera y una lluvia intensa con él. Su madre decidió retomar el camino a casa, ya que aún quedaban muchas horas de este y comenzaba a ser peligroso.

Cuando llevaban unas dos horas de aquel angustioso camino que se hizo más pesar para la pequeña el barco comenzó a zozobrar con fuerza haciendo que el agua subiera a la cubierta, las velas cayeran sin explicación y el barco casi volcará en el agua. Las olas golpeaban el casco de este sonando casi como un martillo que intentaba partirlo. Cuando la pequeña abrió los ojos solo pudo ver como su madre caía por la borda, no pudo reaccionar por aquello su miedo la tenía paralizada por completo y su hermano solo intentaba controlar el barco sin mucho éxito. Como pudo se levanto agarrada al borde de este y se acerco al lugar. Su madre clamaba por ser ayudada des del agua y sus ojos se llenaron de lagrimas por no poder alcanzarla. Una fuerte luz de un verde esmeralda comenzó a aparecer en el fondo del agua y pronto su madre desapareció como si algo tirara de ella con fuerza. Lo único que esta pudo hacer fue olvidar su miedo y tirarse en busca de su progenitora. Pero ya no estaba, no había ni rastro de ella en el mar. El barco había seguido su camino alejándose de ella y el fuerte oleaje la arrastraba una y otra vez con fuerza.

Se agarro a una de las pertenencias que habían caído del barco y cerró los ojos dejándose guiar por este con la única imagen en su rostro el nombre de su barco en la lejanía. No supo cuanto tiempo estuvo flotando por el mar o cuando la encontraron, según su hermano despertó en aquella cama del hospital tres días después de ser encontrada aun flotando llegando a la orilla sin explicación. Tras el funeral de su madre, todo el su casa se volvió oscuro. Ella y su hermano eran los encargados de todo y el debía seguir con los asuntos laborales de la familia para mantenerse.
Los sueños de aquella noche la acompañaron siempre des de aquel momento. Pero uno en concreto hizo que las cosas cambiaran. Cuando Hyori tenía 17 años, justo en la mañana del aniversario de aquel día, recordó aquella luz que arrastro a su madre a los más oscuro del mar. Se levanto de un salto al pensar en ello y se encamino a la estación marítima de la ciudad. Allí vivía una mujer mayor que siempre vista mal por ser algo estrambótica con sus cosas. Vivía en un barco el cual siempre estaba amarrado al puerto y ella siempre observaba el mar con una sonrisa en su rostro. El miedo persistía en su cuerpo aun pero la curiosidad y la necesidad de respuestas era más grande. – Pasa pequeña el momento que esperas a llegado – aquella voz inundo el barco una vez que la chica puso un pie en el. Mirando a su alrededor sin ver nada. Siguió su camino y en proa encontró a la mujer que sin mirarla aun permanecía serena como si la esperara des de hacía muchos años. No tuvo que decir nada antes de que ella empezara a hablar. – Des de hace ya mucho tiempo esperaba tu visita. Las preguntas se agolpan en tu cabeza, lo sé. Pero no puedo responderlas todas. Solo puedo decirte, que no es tu culpa lo que sucedió, el mar solo te quito lo que un día te regalo. Tu madre, esa mujer que te crió no era quien te dio la vida. –la mujer se giro con cautela en el rostro y observo a la joven que aun de pie no sabía cómo reaccionar ante aquello. – Una Xana te la dio, pero la necesidad de salvar a su hija más que su vida le hizo abandonarte aquí pequeña. Es hora de que regreses a tu hogar – Con aquellas simples palabras Hyori salió del barco corriendo y una ligera pero suave lágrima cayó por su mejilla hasta perderse en sus labios con aquel sabor de mar que dejo en ellos. No podía creer lo que ella hablaba solo era una loca más que había estado demasiado tiempo sola como para pensar en la realidad.

Al volver a casa, su hermano le esperaba en el salón para iniciar una fuerte discusión. La relación de ambos era horrible tras quedarse solos y los llantos y golpes a las puertas continuos en su hogar. Pero aquel día fue distinto, cuando la charla comenzaba a subir el tono, los insultos y gritos sonaban por todo su hogar no solo eso se movía, la pecera junto a ellos comenzó a temblar y poco a poco el cristal se agrieto hasta explotar como si el agua lo presionara para salir. La confusión que todo esto causo le dio tiempo para salir de allí corriendo y refugiarse lejos de su casa, en la pequeña biblioteca que tenía su padre en las afueras de su terreno. Allí paso la noche entre llantos salados y pesares por estar sola. Cuando pudo calmarse aprovecho su soledad para pensar en cómo había explotado y si ella lo había causado. Se levanto y comenzó a revisar todos los libros del lugar, la mayoría marítimos, hasta encontrar uno de mitología. Con una simple vista pudo ver aquel nombre y sus ojos se abrieron como platos al ver que si existían y lo que estos eran. O mejor lo que ella era.

Ahora con más decisión volvió hasta aquella mujer y planto el libro ante ella. Con claras preguntas que quería responder. La mujer solo cerro el libro y le entrego un diario – Era de tu madre, Xanthe. Ella te entrego a mí con esto y me dijo que un día vendrías a buscarlo, Ameraah - Las preguntas en su cabeza se agolparon en un segundo supo que aquel nombre tenía un significado y que no solo era el de un barco. Perdía en sus pensamientos no supo como aquella mujer la tiro por la borda. Solo pudo gritar y patalear sintiendo que el miedo la congelara – no te alejes de lo que eres pequeña – mantuvo la sonrisa como si fuera una maniaca homicida ante ella, pero su cuerpo poco a poco comenzó a acostumbrarse al agua a calentarla a su alrededor. Su pelo creció justo por debajo de su cintura y su piel se oscureció mientras aquella luz esmeralda aprecia bajo ella calmándola como una canción de cuna.

Demasiadas cosas se agrupaban en su cabeza ahora, el porqué de todo aquello o porque su madre no le contó que no era su verdadera hija. Pero ya no importaba, ya no estaba junto a ella. Ri llego a casa aquella mañana después de todo y podía notar aun la humedad en el suelo por la explosión de la pecera. Camino hasta su habitación y metió solo sus cosas y aquel diario en dos maletas dejando una nota a su hermano. Era el momento de seguir con su camino y descubrir lo que podía hacer.

Años después seguía viajando por el mundo, oculta de su hermano o de todo lo que pudiera atraparla, buscando la libertad y siempre junto a su verdadero hogar, el mar. Subsistiendo con pequeños trabajos de modelo o cantante en locales sin nombre. Llegando a una nueva ciudad cada poco tiempo. Ahora llego hasta un nuevo lugar y alquilo como siempre un pequeño apartamento cerca de la playa. Aquel lugar lograba tener algo que la llamaba y la hacía querer quedarse, aun que ella no era así, el tiempo diría como terminaría su historia y descubriría tantas cosas que le faltaban.

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