viernes, 3 de febrero de 2012

Historias (Anexos)

Stephen, una nueva promesa.

Desde que nació cargo con algo que le lleno de mucha gracia, el hecho de nacer siendo tritón le proporcionaba infinidades de características las cuales consideraba, mas que algo que le hiciera superior a los demás, un don que utilizaría solo para lo necesario.

Su padre era tritón y su madre sirena, no estaban aliados a algún clan pues se caracterizaban por ser muy pacíficos y escaparle a la guerra siempre, pero Stephen un muchacho de estatura miedo, cuerpo moldeado, cabello castaño y ojos cafés oscuros no era así, él pensaba que tenían que defenderse cuando alguna otra raza quería atacarles, velar por lo que eran y los suyos, utilizar los poderes que le habían proporcionado siempre considerando injusto el hecho de dejarse golpear y no hacer anda al respecto.

A escondidas Stephen salía a la superficie desde sus trece años para entrenarse sin que sus padres se enteraran de ello, estaba cansado de tanta pasividad por parte de su familia y sentía que cada que se entrenaba se hacía más fuerte y obtenía cualidades con las cuales podría defenderse y defender a cualquiera que deseara hacerle daño a él o su familia. La superficie era un nuevo mundo que explorar y resultaba excitante para Stephen, su cola se convertía en piernas difíciles de dominar al inicio, respiraba un nuevo aire y experimentaba sensaciones nuevas, toda una maravilla ante sus ojos.

No permanecía mucho tiempo fuera pues no había nada mejor que ser un tritón y nadar en el agua salada que reconfortaba tu cuerpo y te llenaba de vitalidad, frecuentemente se zambullía entre los entrenamientos para refrescarse y nadar y luego regresaba, era por eso mismo que quería aprender nuevas habilidades no se imaginaba que era no volver a estar en contacto con el agua o cerrar sus ojos para siempre, tenía la posibilidad de salvar su raza, su mar y no debía dejarse vencer por la decisión de sus padres.

A sus 18 años una mujer salió del mar justo cuando entrenaba a la orilla de una playa, supo por aquella conexión extraña que tienen los tritones con las sirenas que se trataba de una, la propuesta que le traía aquella mujer le lleno de mucha impresión, sintió que su cuerpo era dominado por la adrenalina al imaginárse acompañándola en sus aventuras peleando para defender su raza y sobre todo su familia y entonces fue cuando pensó en sus padres y le dio algo de pena dejarlos solos, tuvo que negarse y la sirena no hizo de rogarse.

Esa misma tarde domadores de bestias con bestias acuáticas iniciaron un ataque contra la aldea bajo el mar, justamente en la que habitaba Stephen, muerte tras muerte, gritos de dolor, sangre y dolor se desato pues las sirenas no querían defenderse y los tritones solo intentaban recuperar lo último que quedaba de sus cosas. Stephen era el único luchando pero era imposible hacerlo solo, sus papas le suplicaban que se detuviera y huyera pero el orgullo de aquel tritón no se lo permitiría. Odelette y los demás guerreros vinieron a su ayuda y la verdadera batalla inicio.

Fue el ver todas esas batallas las que le hicieron tomar una decisión definitiva a aquel muchacho, quiso unírseles y hacer parte de su clan para defender a su raza, a sus padres, a su mar así tuviera que dejar al viejo Stephen atrás. Un nuevo ciclo de vida iniciaba marcando una dirección fija en su destino, el destino de destacarse como un gran guerrero, sabio y sobre todo maduro.

Con el tiempo Stephen paso a ser uno de los mas reconocidos guerreros del mar, era tan potente que el solo pronunciar su nombre en ciertas aldeas producía sorpresa y admiración, su cuerpo estaba moldeándose tomando la forma de un adulto, era fuerte, veloz, astuto e inteligente igualmente llego a convertirse en el preferido de Odelette. A Stephen se le asignaban las mas grandiosas misiones que requerían de mucho esfuerzo y dedicación, no había alguna que el joven tritón no lograra cumplir, Stephen se volvía una leyenda y ciertamente todo eso y mas se lo merecía.

Solo basto un día y una guerra para terminar con todo el mundo de felicidad en el que vivía Stephen, aquella batalla por la perla cannon fue la que marco el siguiente trazo en el futuro del muchacho, de nuevo sangre, de nuevo dolor, todos los miembros del clan estaban cayendo uno a uno dejándolo solo, las otras razas se habían fortalecido y su clan había quedado al fondo del avance, no supo mas de Odelette, no se supo mas de Stephen, todo desapareció entre cadáveres y llantos lastimeros. Pero la vida del tritón no terminó allí, su cuerpo débil terminó en el agua siendo regenerado por la sal que se adhería a su cuerpo, el muchacho despertó en una playa cercana totalmente sano pero con un problema, ya no tenía clan, estaba solo.

Por mucho tiempo Stephen busco a Odelette, le llamaba con su corno intentando hallar la respuesta de su líder pero jamás obtuvo resultados, literalmente estaba solo y si quería continuar luchando tendría que iniciar de cero. Para Stephen no fue problema, mantendría el clan y si algún día Odelette decidía volver estaría el liderazgo a su disposición, preparo aprendices tritones y sirenas, les enseño todo lo que sabía, les brindo toda su sabiduría y les ofreció el trato que se merecían para ayudarles a madurar con el tiempo manteniendo la esperanza de redimir y limpiar el nombre de su clan, prometiéndose dar la muerte si era necesario.

La leyenda de Stephen empezó a oírse de nuevo en cada rincón del océano, había regresado con nuevos propósitos en su cabeza los cuales estaba decidido a cumplir, se aferraba al único recuerdo de su padre, su corno, con el cual no dejaba de llamar cada noche a la orilla del mar para comprobar si Odelette seguía sin escucharle, conservaba la esperanza de que estuviera viva pero en momentos ello se borraba causándole mucho dolor en su corazón.

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